APARENTAR ES CARO

APARENTAR ES CARO

Posted by: Juan Manuel Echeverri
Category: Salud Financiera

Amigo ¿Cuánto tienes cuanto vales? Principio de la actual filosofía. El dinero es realmente
importante en la vida y para algunos es el único indicador de éxito que conocen o admiten. Dime
cuánto dinero has ganado y yo te diré el tamaño de tu éxito. Es una competencia total. De hecho, a
la gente no le interesa tanto ser ricos, sino que anhelan ser más ricos que todos los demás en su
zona de influencia personal, sus amigos, sus familiares, sus vecinos o sus compañeros de colegio o
universidad. Hay una realización personal muy grande en sentirse el más rico del barrio, o de la
institución o de la familia.

A tal punto resulta importante para nosotros, aparecer frente a los demás, como personas de éxito,
que aceptamos revestirnos de signos externos que le hablan a todo el mundo sobre nuestra
prosperidad, no importa si esta es real o ficticia. Nos procuramos ropas de marca, que ya tienen los
sobrecostos de su inversión publicitaria. Nos buscamos la mejor vivienda que creemos poder pagar
e inflamos artificialmente nuestros ingresos para obtener credibilidad financiera y de esta forma
acceder a mayores montos cuando tomamos un préstamo que luego nos apretará el presupuesto
familiar por mucho tiempo, pero no importa, hay que aspirar a ¡lo mejor! Si compramos un carro,
no pensamos tanto en nuestra necesidad básica de transporte, sino que prestamos mayor
importancia a su apariencia, su color, a sus accesorios. Que sea “full equipo” en todo caso y con la
última tecnología.

Los sobrecostos de nuestro orgullo y nuestra pretensión de aparecer como personas exitosas y
prosperas frente a las personas más significativas que nos rodean, va minando el equilibrio
financiero y familiar. El “jean” que podría comprar a un precio muy razonable, para vestirme
dignamente, vale la cuarta parte de lo que vale un “jean” de marca, con diseño de vanguardia,
algunas veces encarecido por procesos de envejecimiento y desgaste artificial que aumentan
considerablemente el precio del producto y quien lo creyera, también su aceptación. Así que un
presupuesto pensado para atender a nuestras necesidades básicas, se nos duplica o triplica, cuando
agregamos a los costos de base, los requerimientos de nuestra vanidad y nuestro anhelo de
aparentar.

¿Cuánto cuesta una fiesta sobria y discreta? Tal vez una suma razonable, pero ¿Cuánto cuesta la
fiesta especial que anhelamos? La que la hija sueña para su cumpleaños o para su boda, y la que al
final habremos de planear para impresionar a familiares y vecinos. ¿Cuánto cuesta el viaje sencillo
que necesitamos para restaurar nuestras fuerzas? Pero cuánto cuesta el crucero de lujo, que todos
los amigos aseguran que nos merecemos y que las agencias de viaje nos ofrecen para pagar después
en “cómodas cuotas” que ellos nos convencen de estar totalmente a nuestro alcance.
Hay un problema mayor, pues cuando aparentamos, estamos pagando un sobrecosto muy grande
por un placer efímero que gratifica temporalmente nuestra vanidad, pero que trae como
consecuencia que nuestro balance financiero se vea resentido por el derroche ya sea tarde o
temprano. Pero lo peor es que esta forma imprudente de proceder atendiendo a las vanidades, está
siendo aprendida tempranamente por nuestros niños y jóvenes, que ahora están inmersos en el
mundo de las marcas y las apariencias y ya no les sirve cualquier celular, tiene que ser uno que
pueda mostrarse con orgullo, y en cuanto más elegante y descrestador, tanto mejor.
Haz las cuentas y tenlo por seguro que el hábito de aparentar, te habrá de costar muy caro

Author: Juan Manuel Echeverri

Deja un comentario